LECCIÓN 2  / Intermediate

El tema de la generación y consumo de energía está cada vez más en el centro de las preocupaciones de todos: políticos, científicos, líderes comunitarios, dirigentes de la industria, familias. América Latina no es una excepción en este aspecto. A medida que la población de la región crece y su calidad de vida mejora, la demanda de energía se vuelve

mayor año a año. ¿Cómo responder a esta demanda? La situación de cada país, en cuanto a energía se refiere, varía enormemente. Si bien algunos países disfrutan de un superávit de energía y pueden exportarla, otros dependen de países vecinos para abastecerse Argentina, por ejemplo, importa energía de Brasil, Uruguay y Paraguay.

Por otra parte, Bolivia, no sólo es autosuficiente, sino que además vende gas natural. Sin embargo, incluso Bolivia tiene que considerar que su demanda energética está creciendo y que debe planear para el futuro. Para otros, el problema de abastecimiento energético es cíclico. Uruguay, por ejemplo, tiene déficit de producción energética durante el invierno, aún cuando en el verano el superávit de energía es tal que se da el lujo de venderla a sus vecinos.

Las fuentes de energía principales también varían de país a país. Algunos países tienen petróleo, otros toman la energía de sus ríos con represas hidroeléctricas, otros cuentan con grandes reservas de gas natural.

Pero ninguna de estas fuentes carece de problemas.

Es por es emotivo que hace años se vienen discutiendo estrategias para asegurar el abastecimiento de energía fiable y económica. Los países latinoamericanos se han venido enfocando en diversificar las fuentes de energía, desarrollar nuevas fuentes de energía renovable y promover el uso responsable de energía.

Pero quizás la propuesta más importante sea la posibilidad de lograr una integración energética en la región que permita aprovechar los diversos recursos que posee. La integración energética garantizaría la seguridad del suministro de energía y reduciría las tarifas para los consumidores, permitiéndoles a los países de América Latina un ahorro anual significativo.

 Para lograrlo, los países de la región tendrían que complementar los sistemas ya existentes. Habría que invertir en ampliar la capacidad de generación y transmisión mediantela interconexión de los sistemas.

De hecho, existen proyectos de integración energética ya en marcha, otros todavía están en discusión. Lo que queda claro es que la política de buen vecino es la que se debería seguir, entendiendo que la generación y uso de energía es un tema mejor solucionado si se considera a escala regional y global, y no en forma aislada.